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Primero exclusión, luego reclusión

  • Gonzalo Rats
  • Jun 9, 2013
  • 10 min read

Ale y Hernán de La Combination nos contaron de la dura experiencia que significó tocar en una cárcel para menores.

¿Qué tal la experiencia que tuvieron en el... penal de menores? ¿Qué es eso?

Hernán: Se lo llama "Instituto de menores", pero es un penal, una cárcel: rejas, todos los pibes separados, no pueden tener nada en las piezas... Ale: De verdad no tiene nada que envidiarle a un penal, es exactamente lo mismo, hay guardiacárceles...

¿Servicio penitenciario?

A: “Guardias” los llaman ahí. Hay varias distintas, en la semana van cambiando. Nosotros pudimos entrar porque un amigo, Edu, trabaja en una de esas. H: Son trabajadores sociales también, están metidos ahí, los cuidan pero también cumplen una función...

¿Represiva?

H: No, no represiva... A: La guardia donde está Eduardo es una de las que intenta ofrecerle algo a los pibes que están ahí adentro, dentro de las limitaciones que tienen, porque no pueden tener ni música... H: No los dejan salir al patio a todos... A: Cuando llegamos al lugar le preguntamos a los chicos que actividad tenían y francamente no tenían nada, lo único que había era una celda un poco más grande -que fue el lugar donde tocamos- y había un televisor... H: Ver la tele es la única actividad que tienen. A: O escuchar un poco de radio a lo sumo. Pero después no pueden tener lápices, no pueden tener cds, no pueden tener absolutamente nada. O sea... están ahí perdiendo el tiempo. Una de las cosas que rescatamos de lo que nos comentaba Edu, es que la justicia se encarga de castigar el delito y encerrar a la persona pero una vez que el individuo está privado de su libertad no interesa más nada. Toda la energía se centra en eso, en castigar pero luego no hacen nada para poder reinsertar a ese niño, porque en realidad es un pibe re-chico el que está ahí adentro...

¿Son todos menores de 18?

A: Son todos menores, yo los veía y veía la carita de mi sobrino.

¿Y cómo es que terminan ahí esos chicos si se supone que siendo menor cometés un delito y salís caminando?

A: Hoy justamente estábamos hablando con un amigo en casa, me decía “Si yo fuera menor, haría tal o cual delito, total no se juzga” y yo le decía no te creas, porque yo he visto jóvenes menores de edad tras las rejas. Porque es un "Instituto de menores", intentan que quede más suave, pero en realidad es exactamente lo mismo. H: Igual la mayoría de los pibes que están en el Instituto, están transitoriamente, cumpliendo una época hasta que les salga el fallo y en realidad, los tienen archivados ahí hasta que cumplan 18 y los trasladen a una cárcel común.

O sea que están presos sin ninguna condena...

H: Sí, están ahí esperando causas y algunos de los pibes, obvio, son reincidentes, tienen bastantes historias, trajín encima. Pero es como decía Ale, son pibes que están ahí encerrados, el estado no se ocupa de darles un taller, de enseñarles cualquier para que canalicen toda esa bronca que tienen por otro lado. Porque esos pibes te los olvidaste un año, seis meses ahí adentro, y salen con alto resentimiento. Salen peor. Aparte ahí adentro, vos sabés como es, entre ellos mismos aprenden lo peor, se van pasando todos los berretines... Es una cárcel, son todos pibitos pero es una cárcel.

¿Cómo fue que terminaron tocando ahí?

A: Edu nos lo venía comentando hace bastante, fue él el que se puso al hombro la actividad, porque por nuestro lado lo único que hicimos fue llevar el sonido y tocar. Íbamos con los ojos vendados, no teníamos la menor idea de lo que íbamos a encontrar. Terminamos cantando frente a alrededor de 20, 25 pibes... H: Más los asistentes sociales que estaban ahí, serían alrededor de 30 personas. A: Que era la guardia que estaba ese día. De hecho, en un momento bastante emotivo, se acercaron de las otras guardias a decirnos que todo el insitituto estaba en silencio escuchando lo que estaba pasando en ese lugar.

¿Veinte, veinticinco personas de cuántos que están encerrados ahí?

A: Y... en realidad no se el número exacto, pero lo que nos decía Edu es que si ahora están hacinados, antes estaban hacinadísimos. H: Son varios pabellones. Ponele que en el que fuimos nosotros habrán treinta pibes y habría cinco pabellones más. El instituto tiene dos o tres pisos y los pabellones están todos separados, no se juntan unos con otros, los mueven por grupos nomás. A: Tuvieron que hablar un montón con los chicos para que no se peleen, de hecho casi no se hace la actividad porque unos días antes se habían agarrado a las piñas y el director había dicho “listo, no se hace nada”. H: Dentro del pabellón mismo había bronca entre ellos, pero bueno, al final se logró. A: Lo loco fue que cuando empezaron a entrar el resto de los pibes nos miraban como diciendo “y estos loros qué están haciendo acá” viste, ¡qué nos vienen a cantar! Y uno que era como el que manejaba todo ahí, en cueros, todo faqueado, todo lleno de cicatrices...

¿Cuántos años ese pibe?

A: Y no... 16, 17 años, pero así con la mirada... H: Todo el trajín, todo los tattoos...

Te pasan por arriba...

A: ¡Sí, te hacen pollo al toque! Bueno, pero lo loco fue que ese que era el que parecía que dirigía a todos y que era el más brusco, se re abrió al final y se puso a rapear con nosotros y cuando ya había terminado la actividad se paró al frente de todos y dijo “bien ahí los pibes, que tuvieron una re actitud de venir a cantar acá con nosotros”. Y aparte las charlas que se iban dando, viste, porque no fue que llegamos, nos pusimos a cantar y fue, sino que mientras íbamos armando charlábamos. Y fue loco, porque un par de veces les habían hecho escuchar desde el teléfono temas nuestros y hay un tema que escribí yo, que habla sobre mi vieja... todo el mambo que fue mi vida en realidad. Y uno de los pibes viene y me dice “eh Ale, está re bueno el tema que le escribiste a tu vieja” y lo re sentía, le llegó. Y así con cada palabra que ibas diciendo, que ibas rapeando y los pibes estaban prestando atención y a cada momento les veías las caras que decían “loco está re bueno y quiero decir algo pero me quedo callado porque en realidad lo estoy re disfrutando”. Porque claro, vos te ponés a pensar y no hacen nada los pibes ahí, a nadie le interesa en realidad lo que les pasa... Se olvidan que adentro de ese lugar de mierda hay niños durmiendo, son chicos los que están viviendo ahí, que por equis motivo llegaron a delinquir o lo que fuese, pero el tema es que justo en esa edad: la más conflictiva y en donde en realidad podés reinsertarlos. Quizás cueste más con un reo que tenga 40 pirulos porque ya lleva toda una vida... no digo que sea imposible, pero es mucho más difícil poder reinsertar a un tipo que hace varios años que está en la tumba o que viene delinquiendo, que a un pibe que tiene 16, 17 años. De hecho, algunos que están ahí directamente van a un penal, imaginate 18 años, entrar en un penal...

¿Cómo piensan que es posible que estos chicos escapen a toda esa cultura tumbera, a esa pobreza sin caer en lo mismo?

H: Es muy difícil, ahí te das cuenta que la pobreza está estigmatizada y nosotros mismos nos subimos a esa estigmatización. Porque el molde es el pibe chorro: las mejores llantas, ropa deportiva y boquearla de tumbero... Pintó buena onda con los pibes cantando temas de F A (Fuerte Apache) que por ahí a nosotros no nos gusta tanto, pero ellos cada letra de F A la viven a flor de piel. Esa es la vida que les tocó vivir, que están atravesando. Es re zarpado. La mano que dimos ahí fue un grano de arena. El laburo verdaderamente zarpado es el que hacen los trabajadores sociales, que les muestran que en medio de toda esa mierda vale la pena hacer otra cosa, dentro de lo poco que les dejan hacer, otra alternativa. Pero es difícil porque los pibes vienen con años y años de represión encima, de que le vendan que sos chorro, pobre... chorro y pobre! Te la terminás creyendo. También puede ser que te vas quedando afuera de los pibes con los que te juntaste toda la vida, si no entrás en esa. Pero como siempre, la sociedad misma los tira a ser más agresivos.

A: Lo que nos decía otro de los chicos que están ahí en la guardia, Pande, es que no son malos, pero están siempre a la defensiva, que es el modo de vivir ahí adentro y que a ellos (los trabajadores sociales) les costó un montón hacerles entender que él no es un guardiacárcel como los demás. Ese grupo de esa guardia lo que intentan es abrir el diálogo, cuando les van a comunicar algo entran a la celda, no son como los otros que son más fachos, por así decirlo...

H: Es más, nosotros llegamos al instituto porque querían hacer una actividad por el 24 de marzo, ya en eso se ve que los trab. soc. que están ahí quieren dejarles algo a los pibes, sacarlos de toda la mierda, ponerlos en un contexto histórico, en la sociedad, en la historia misma. También ese día se cumplían 6 años de que estaban trabajando ese grupo de trab. soc. ahí, fue una fecha importante, por eso querían realizar una actividad, si bien fue una actividad re chiquita la que se hizo, estábamos en un galponcito y todos de un lado y nosotros dos cantando del otro. Fue re chiquita pero por ahí fue re zarpada también, para mí, para ellos también. Y para colmo, era el aniversario del suicidio de uno los internos.

¿Hubo algún tipo de restricción con respecto a las letras?

A: No, no tuvieron oportunidad! (risas). Vos les veías las caras a los pibes cuando les llegaban las letras o no, una de las letras dice “se que es necesario dársela a algún ortiba, irse a las manos", y la gente que estaba trabajando en el lugar se miraron “qué están diciendo estos pibes?” (risas) pero vos veías a los chicos, las caras que decían “sí loco, es así”. A veces sucede eso, choca mucho lo que decimos porque es una realidad y creo que cada cosa que decís debe ir acompañado de algo. Nosotros también tenemos amigos delincuentes y le tenemos bronca a la gorra. Cuando empezamos a cantar había un montón de pibes que querían cantar pero no se animaban por miedo al bastardeo de los demás, porque supuestamente el que canta ahí es el gato del lugar. De hecho en un momento este pibe que te digo que era como el que manejaba todo, uno estaba cantando re bajito y le dijo “eh rancho cantá que está todo bien, no te preocupés que no te vamos a descansar” ¡En ese momento! Después cuando nos fuéramos nosotros sos el gato! (risas) porque es así...

H: Instituto es un eufemismo, es una cárcel, todos vestidos iguales, rejas por todos lados. Yo les quise dejar un cd con las pistas para que practiquen y me dijeron que no los dejaban tener cosas. Ese día había un dvd, que lo habían conseguido prestado viste, por el miedo de que les metan cosas adentro del dvd o que le saquen partes para lastimarse entre ellos. No les dejan tener nada. Gaseosas, pueden tomar lima-limón únicamente, que es transparente, porque en la coca, como es oscura, la familia o alguien les puede pasar una punta. Hay historias heavies ahí adentro.

¿Y la reacción de los internos?

H:Cuando llegamos el saludo fue así nomás, medio distante, pero a medida que fuimos entrando en charla, que fuimos contándoles lo que hacíamos, por lo que estábamos, como que empezó a haber un ida y vuelta, o cagarse de risa de alguna letra, aplaudir otra, los chabones estaban pendientes a que tuviéramos gaseosa, galletitas, servilletas, que no faltaran los sánguches. Y no tenían nada para darnos. Y después fue el momento del otro pibe que se paró a la izquierda a saludarnos, agradecernos el haber ido, fue re-zarpado, treinta pibes que te vengan a dar un abrazo, que antes habían saludado así nomás... A: Claro, como que venían con esa dureza, y después que pasó la actividad, el ir a abrazarte y darte un beso... H: Un beso vale mucho ahí adentro. A: En un gesto re-copado, cuando nos fuimos nos regalaron una jarra tumbera, que es la botella, llenada con agua y la dan vuelta y la tapan, entonces queda el agua adentro, eso lo congelás y tenés un vaso térmico. Y vos en realidad lo ves y es una botella abollada con agua, pero fue un re-gesto porque era lo único que tenían para que nos lleváramos de recuerdo.

H: Yo la uso, va como loco. Fue zarpado al momento de irnos porque nos vamos cada uno a hacer la suya y los pibitos se quedan ahí y todos los días que vengan van a ser iguales y a nosotros se nos rompió el corazón. Aparte el cariño, los pibes agitando nuestra bandera y gritando ¡Combination! ¡Combination! A: Cuando salíamos los veíamos a todos colgados de las rejas que daban al patio agitándola.

Repercusiones luego de la presentación

Hace un par de días atrás fuimos a un corte en Lomas, que era para que hagan unas obras hídricas por Camino Negro, estaba el Frente Darío Santillán, el Partido Obrero, y entre la gente de ATE Sur nos cruzamos un chabón que estuvo ese día en el Instituto y me decía que fue zarpado como se pusieron a escribir los pibes después de que nos fuimos y... onda está buenísimo que pase eso. Desde ya cuando fuimos, venían con bocha de letras, nosotros decíamos “pero nosotros no podemos cantar esto, te pertenecen a vos”, ¿entendés? No son mías. Y también darles otra posibilidad... los pibes ahí no tienen otra alternativa que acatar lo que les digan. Con la experiencia esta, la actividad que organizamos entre todos, le damos la posibilidad a los pibes de ser partícipes y que sea también su trabajo y su mérito lo que logre que nosotros podamos cantar ahí adentro, porque la gente que trabaja en las guardias puede hacer lo posible para hablar con el director o con quien concha sea, pero también depende mucho de los pibes, porque tienen que mantener una buena conducta y demás, porque sino, ¡a la mierda! Entonces, darles la posibilidad de que participen para que una actividad sea posible, de alguna forma... en un momento yo nombré la palabra “libertad” ahí adentro, y yo decía “yo se que acá cuesta un montón loco, y que vale un montón esa palabra”, pero de alguna forma con cosas como esas, aunque sea muy poco, pero se trata de devolverles esa libertad que les quitaron.


 
 
 

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