Como el salmón

No por lo de ser un pescado y además de carne rosa, sino por el tema de nadar contra la corriente. De hecho hay un dicho que reza que sólo los peces muertos la siguen. Y no hablamos de elegir entre 110 o 220 volts, sino de alterna y continua. Para la segunda basta con poner y cambiarse las pilas de vez en cuando, para la otra hay que permanecer continuamente enchufado.

Los ves por ahí, parados en un rincón. No son propios de este tiempo sino de todos, no tienen una forma definida de vestir, no los une ninguna afición o gusto en particular. Estéticamente nulos, ideológicamente diversos, suelen definirse más por lo que les provoca rechazo que por lo que les fascina. Inclasificables tal vez por la heterogeneidad de sus gustos, son los “anti”.

Situación cotidiana

Festival de cine: un chico y una chica fumados y medio ebrios se divierten señalando jóvenes como ellos y clasificándolos según un ficticio manual de taxonomía sociológica urbana contemporánea (que tiene algo de taxidermista también, ya que todo evoluciona y congelar el momento sería la única forma de establecer una clasificación definitiva).

–Mirá ese.

–Skater pseudo punk de ascendencia californiana.

– ¿Y aquella?

–Psicobolche Neo Hippie malabarista.

–Ahí tenemos un auténtico ejemplar de Hipster vulgarmente conocido como “indie”.

– ¡Ja ja ja! Pará, ¿y nosotros qué somos?

–Dos pelotudos.

Situación cotidiana 2

Cena familiar veraniega. El dueño de casa está impactado por la reciente conversión de su hija mayor, una adolescente que cambió su indumentaria habitual por unas de otaku-neo punk gótica, habla fervientemente sobre la devoción de su nena por ciertas bandas, interrumpe su relato para preguntarle a su sobrino, algo mayor que su hija, qué es.

– ¿Cómo qué soy?

–Sí, qué sos vos, punk, heavy, rasta...

–Nada.

– ¿Por qué no?

– ¿Por qué debería?

Para un quimérico “anti” acérrimo, el mundo se dividiría en dos tipos de personas: los que son como ellos y los convencionales. Los primeros son una masa amorfa tan diversa que es más fácil descubrirlos en oposición a los segundos. Los convencionales son aquellos que viven y piensan como se les enseña, no importa que tengan unos años locos en su adolescencia, tarde o temprano sientan cabeza. Suelen ser la mayoría siempre y se encargan de reproducir el mundo tal cual lo recibieron de sus padres.

Situación cotidiana 3

Salida de amigos, uno lleva a su amiga, el otro a su amigo, los dejan hablando. En eso él se entera que la chica dice ser skinhead, escucha Skrewdriver y lo que no es poco, dice ser NS. Que todos los skinheads son NS y lo cuenta de manera condescendiente, como si estuviera educando a un nene. La charla se transforma en discusión, algo acalorada, la chica nazi se da cuenta de que no puede atacar por ningún lado, se siente herida pero no puede responder. Horrorizada suelta un “¡Pero vos no crees en nada! ¡No sos nada!” antes de estampar una piña en la cara del muchacho.

El muchacho se queda pensando con un vaso de cerveza helada donde recibió el golpe, que de hecho cree en demasiadas cosas para no creer en nada. Sonríe, “el recurso de los idiotas”, piensa.

Es así, los antis no son nihilistas, ni siquiera se lo plantean. Les dicen “antis” porque no suelen adherir a lo que su entorno sí, pero tampoco están totalmente por fuera del mismo. Sin llegar a ser extraterrestres como algunos que andan por ahí, sin hacerse los locos como los consumidores de arte, pero diferenciándose casi accidentalmente del montón. Es el mundo el que los individualiza, no el que ellos abandonan.

Cómo saber si estás frente a un anti:

-se viste de cualquier manera.

-escucha todo tipo de música, cualquier banda que le guste.

-puede tener cualquier tipo de ideología política.

-no corresponde a una franja cronológica concreta.

-no le gusta lo que a vos sí.

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