Mardel trip
- ratsrebel
- Jan 18, 2006
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Bush visitó la ciudad feliz el 4 y 5 de noviembre de 2005 para la cumbre de las américas y nosotros no nos podíamos quedar afuera. A último momento un corresponsal se sumó a cierto grupo combativo que hacía rato que se preparaba para este momento, aunque él no lo sabía.

Jueves 3
[endif]--Por la tarde me uní a lo que parecía un pacífico grupo universitario para ir a Mar del Plata a repudiar la presencia de Bush. Con nosotros iban algunos veteranos de cierta corriente piquetera. A medida que el tiempo transcurría me fui enterando de que los universitarios eran parte de cierto partido político de izquierda, lo que me incomodó un poco, pero no era tan grave. Marcharíamos igual todos juntos con un mismo fin: manifestar nuestro descontento por la venida de un imperialista-neoliberal-genocida-delirante presidente de los estados unidos.
El viaje se sucedió sin sobresaltos, teníamos miedo que nos impidieran alcanzar mardel, y cerca de las dos de la madrugada arribamos a la ciudad universitaria. Nos alojaron en el edificio de humanidades y encontré mucha mas gente de la que esperaba. La entrada era fieramente custodiada para que no se infiltrara nadie.
(Las aulas estaban atestadas de gente, entonces los pasillos se ocupaban también. En un momento la columna se detuvo y quedamos parados unos segundos, los suficientes para escuchar a dos señoras gordas piqueteras comentar "mirá los muchachos que nos mandaron... qué lindos muchaaachoos". Ninguno dijo nada, pero estoy seguro de que nos sentimos como una mina que pasa por una obra).
Mi segunda sorpresa fue el dormitorio: si bien sabía que dormiríamos en una universidad, esperaba por lo menos un aula. Pero nos dieron un espacio de siete pasos por siete. Era el descanso de una escalera con un pedacito de pasillo para veinte personas. Parecía una cargada, pero no lo era.
Por suerte alguien intervino y el alambre que oficiaba de cerradura en la puerta del pasillo desapareció y ocupamos un largo pasillo donde entramos todos cómodos. Igual dormir fue sumamente difícil.
(la última imagen antes de dormirme fue la un pibe con remera de massacre, bermudas y campera de jean temblando en el suelo helado con su mochil como almohada)
Viernes 4
Me desperté temprano y al rato tuvimos una charla donde nos comunicaron los pasos a seguir durante la manifestación. El plan era avanzar por la av. colón hasta las vallas, zarandearlas y hacer mucho ruido. Se quemarían banderas yanquis, un muñeco y luego se procedería al "hecho político": tirar piedras y gomerazos, unas bombas molotov contra las vallas, y retroceder combatiendo hasta la plaza peralta ramos, donde nos esperaría el micro para volver.
En todo momento debíamos mantener la columna y no correr para evitar ser cazados. Si nos manteníamos juntos les sería mas difícil chuparnos. Se aclaró que no era “la toma del palacio de invierno”, que no esperáramos llegar hasta bush y acogotarlo. Hasta el hecho de tener que aclararlo era absurdo.
Terminada la charla nos repartieron pebetes de jamón y queso. También gajos de limón para más tarde. En la charla nos instruyeron para usarlos contra los gases lacrimógenos. Para matar el tiempo hasta el mediodía una murga con vientos, típica del norte del país, tocó varias canciones tradicionales. Fueron ovacionados por los oyentes. En los pasillos había gente comiendo guiso de arroz producto de las ollas populares, yo me conformé con un poco de mate cocido.
Al mediodía llegaron los micros y subimos nuestras pertenencias, ahí me di cuenta que el Perro Santillán se encontraba en el mismo edificio, rodeado por muchachos de grueso tamaño y lentes oscuros.
Garúa finita
A las tres iniciamos la marcha. Vi muchas banderas, caras tapadas y caras conocidas. Entre las banderas vi una de Uruguay, una que parecía de Holanda, una de Bolivia y un par de Irak. Aunque la lluvia amenazaba con aguarnos el día, después de una hora de llovizna salió el sol. Me ofrecieron un lugar en el grupo de choque, pero preferí quedarme atrás.
(entre los presentes destacaban los anarcopunks, que por sus looks parecían salidos de Mad Max: rostros cubiertos, cuero, tachas y mucho negro. pasaban y la gente se corría sin que pidieran permiso)
A las tres se inició la travesía, durante un buen rato me sentí miserable marchando tras unos estandartes que no eran los míos. En una casa una señora mayor ostentaba un cartel anti bush y le daba agua a los que le pedían. En otras casas la gente era mas fría. Treinta cuadras cantando canciones anti imperialistas y otras que todos parecían saberse menos yo, y al fin llegamos. Hubo empujones y forcejeos entre un grupo que quería monopolizar el espacio frente al vallado y la corriente de la que momentáneamente yo formaba parte. El aire se podía cortar con un cuchillo, por fin alcanzábamos nuestro objetivo y ya se sabían los próximos pasos.
Me encontraba a cincuenta metros, apenas divisaba las vallas cuando una bandera de barras y estrellas se quemaba ante la aprobación de todos. Si todo iba según el plan, faltaban los muñecos. Pero alguien se adelantó y arrojó una botellita de vidrio. La botella voló tras las rejas y cayó cerca de los policías. Hubo un segundo de silencio y las piedras no se hicieron esperar. Los policías se agacharon tapándose con los escudos y la línea que estaba mas atrás respondió con unos pocos gases que cayeron en el frente de la columna, los que estábamos mas atrás ni nos dimos cuenta. La gente empezó a correr. Me quedé parado tratando de que la gente no corriera, otros hicieron lo mismo. Fue cuando vi la segunda tanda de piedras cruzar las vallas y una lluvia -literalmente- de gases lacrimógenos en dirección contraria a las piedras. Había sido que fue en respuesta a una molotov que arrojaron contra las vallas.
Ahora sí era tiempo de correr, y me alejé por lo menos para ponerme fuera del alcance de los gases, mientras a mis espaldas sonaban disparos de balas de goma, bombas de estruendo y la alarma de algún auto asustado. Contuve la respiración hasta sacar los gajos de limón que tenía en la mochila y me detuve para repartir los que me quedaban. “Los cítricos como el limón neutralizan o aminoran los efectos de los gases lacrimógenos. Se pone como si fuera un bigote, entre la boca y la nariz, y se respira a través de el, como si fuera un filtro, con la boca cerrada”. Pero en ese momento me costaba muchísimo seguir los consejos que me dieron y respiraba por la boca, tragando la mierda esa.
Paré a una cuadra del quilombo, donde ardían las primeras fogatas, para esperar a los que estaban conmigo y así no perdernos en la retirada. Todo lo que veía era gente corriendo y humo blanco. En las veredas algunos rompían las vidrieras a patadas y teléfonos públicos con martillos de esos para las ventanillas de los bondis en caso de emergencia. Un tipo mentalmente afectado detonó una bomba de estruendo ¡al lado de un surtidor de nafta! Todo era caos y destrucción, pero la policía seguía sin avanzar (por suerte). A cada rato se retrocedía un poco mas, ya que los gases se expandían rápidamente llevados por el viento. Unos pocos todavía resistían en el frente pero la mayoría emprendimos la retirada.
Todo salió como me dijeron que sucedería, el micro nos esperaba en la plaza como a siete cuadras de los destrozos. Antes de subir miré hacia el vallado y allá a lo lejos se podía divisar a la infantería avanzando a lo ancho de la av colón. Unas banderas rojas, el fuego y el humo ahora negro no me los dejaban ver del todo.
La vuelta fue tranquila, no fuimos interceptados por ningún operativo, si los hubo. No me enteré de la magnitud de los daños, ni de los detenidos ni los incendios hasta que llegué a mi casa y vi los noticieros. ![endif]--
(a casi siete años de estos hechos, la misma persona que me llevó y que comandara el grupo de choque se metió a la policía metropolitana y vota a macri).
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